Color estructural
Max iba sufriendo en silencio mientras acompañaba a Lily a uno de los distritos comerciales más populares de Barcelona. Lily, sin embargo, estaba loca de contenta. Tocaba todos los tejidos, se probaba todos los colores y calculaba mentalmente cuánto era lo máximo que podía gastarse.
«¿No crees que podríamos dejarlo ya e intentar hacer algo más... científico?», dijo Max con voz de cansancio. Lily se detuvo, pero no por lo que Max había dicho. Estaba paralizada delante de una tienda, mirando fijamente el vestido del escaparate. «¡Lo encontré!», dijo mientras corría hacia el interior de la tienda. Max miró el escaparate y que se quedó helado. «¡Oh, no!», murmuró y se apresuró a seguirla.
Lily estaba acariciando un vestido que parecía un pavo real. Max, sorprendido, le preguntó qué tenía de especial el vestido.
«Bueno, querías hacer algo más relacionado con la ciencia, ¿no?», preguntó Lily. Max estaba confundido. «No me refería a biología aviar», logró contestar. Lily se rió. «¡Esto es coloración estructural de alta tecnología!», le corrigió mientras pagaba y salía de la tienda, sujetando el vestido como si fuera un trofeo.
Se sentaron en el borde de una fuente y Max le pidió que le aclarara lo que había dicho. Lily comenzó a contarle que varios siglos atrás, Isaac Newton y Robert Hooke habían sugerido que las plumas del pavo real eran de color azul y verde debido a su estructura. La morfología de su superficie hace que la luz se refleje de tal manera que las vemos de colores aunque en realidad son de color marrón por la melanina.
«En este caso, la luz se comporta como una onda», dijo Lily mientras tiraba un pequeño guijarro en la fuente. El guijarro formó una onda circular que comenzó a extenderse. Después, Lily tiró tres guijarros a la vez. Cada guijarro formó una onda que interactuó con las demás. En algunos puntos, las ondas se juntaron y ampliaron mientras que en otros, las ondas se neutralizaron entre sí.
«Esto es la interferencia de ondas. ¡Conozco este fenómeno!», exclamó Max.
La superficie del material del vestido, al igual que las plumas del pavo real, consiste en diminutas líneas paralelas. Esta microestructura refleja la luz en diferentes ángulos. De esta manera, dependiendo del ángulo su color es diferente.
«Por favor, dime que esto tiene más aplicaciones además de la ropa», interrumpió Max.
«¡Esto es alta costura!», protestó Lily. «Y sí, existen numerosas aplicaciones. Superficies que ofrecen colores brillantes, pero también camuflaje adaptativo gracias a estos materiales biomiméticos. Además de... vidrio de baja reflectancia... o conmutadores ópticos eficientes». Esto le gustaba a Max y asintió con satisfacción.
«Esta estructura nos permite controlar la luz en la escala nanométrica. Así se hacen los hologramas de seguridad de las tarjetas de crédito. ¡Imagina superficies antirreflectantes para paneles fotovoltaicos supereficientes! ¡Imagina chips, chips ópticos que utilizan luz en lugar de electricidad! Pueden transportar datos muchísimo más rápido», concluyó Lily.
«¿Sabés qué? Después de todo esto, ya no creo que el vestido de pavo real sea tan horrible», dijo Max sonriendo a modo de elogio. Lily lo miró con desagrado, pero no pudo resistirse a añadir que esta característica especial no es solo de los pavos reales. Las mariposas, otras aves como los abejarucos y los guacamayos también comparten estructuras similares. Y con esto, se levantó y anunció: «¡Es hora de volver a las tiendas!»